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martes, 11 de septiembre de 2012

ARTÍCULO DE WALL STREET JOURNAL (EN CASTELANO)



A fondo: Los desempleados trabajan con monedas sociales en España-Los jóvenes se apoyan en distintas iniciativas de ayuda mutua.

By Matt Moffett and Ilan Brat  
2,025 words
28 August 2012
The Wall Street Journal Europe

Valladolid, España - A pesar de que es uno de los millones de jóvenes españoles desempleados, con 22 años de edad, Silvia Martin se consuela sabiendo que su banco aún está de pie y junto de ella. No se trata de una institución de crédito, sino que es un banco de tiempo con más de 400 miembros que intercambian sus servicios por horas.

Silvia no tiene coche y no puede permitirse taxis, se ha apoyado en otros miembros  del banco de tiempo para trasladarse por la ciudad. A cambio, ella ha cuidado de familiares de los miembros de edad avanzada, organizado fiestas infantiles e incluso ha ayudado a mudarse a una socia.

El banco del tiempo no sólo ahorra su dinero, dice, porque también le levanta el ánimo al hacerla sentir "parte de una comunidad que se está tomando algún tipo de acción positiva en tiempos difíciles."

Como la crisis económica, con cinco años de antigüedad ya, ha cargado a España con la mayor tasa de desempleo de los países industrializados, los jóvenes españoles están adoptando cada vez más este tipo de iniciativas de autoayuda para sobrellevar la situación.

Las diversas medidas - algunas comúnmente asociadas a las economías rurales - complementan una red de seguridad pública que por lo general, no se asocian  a programas del gobierno.

Además de los bancos del tiempo, se incluyen los mercados de trueque en los barrios, las monedas locales diseñadas para estimular la economía al por menor y las redes de trueque que cambiar la finalidad de los bienes desechados.
 
El crecimiento de los Bancos de tiempo revive un concepto pionero en el siglo XIX en EE.UU y Europa, que quería poner a prueba la filosofía de que los precios de los bienes y servicios deben reflejar mejor la mano de obra necesaria para producirlos.

El número de bancos de este tipo en España - algunos corren por las asociaciones de vecinos, otros por los gobiernos locales - se ha duplicado a 291 en los últimos dos años, según una encuesta realizada por Julio Gisbert, un bancario que dirige un sitio web llamado Vivir Sin Empleo, que realiza un seguimiento de iniciativas  de ayuda mutua.

Algunos economistas temen que el aumento de estos sistemas informales de intercambio económico esté impidiendo el desarrollo y la recuperación del país, puesto que son sistemas ajenos a la regulación y recaudación de impuestos.

"Es un paso hacia atrás, no sólo para un país del euro, pero también para un país desarrollado", afirma José García Montalvo, profesor de economía en la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona.

Bancos y Monedas sociales, dice, pueden volverse en contra de la economía en general ya que los ingresos obtenidos de dichos acuerdos a menudo no son declarados, por lo tanto, privan al gobierno de ingresos fiscales. Monedas sociales y bancos de tiempo también se oponen a asumir una deuda, añade el Sr. García Montalvo, que en niveles moderados pueden ayudar a crear empresas y acceder a los bienes y servicios beneficiosos que no pueden pagar por adelantado.

Sin embargo, otros dicen que las medidas representan una fuerza significativa en la estabilización de la sociedad. Por "personas que no pueden encontrar trabajo, este tipo de posibilidades de intercambio y ayuda mutua puede ayudar a hacer soportable una situación que de otro modo sería insostenible", dice José Luis Álvarez Arce, director del departamento de economía de la Universidad de Navarra.

Esfuerzos similares están surgiendo en otras economías con problemas del sur de Europa. En Grecia, por ejemplo, cientos de personas utilizan una moneda llamada el TEM, lo que representa una moneda alternativa local.

Bancos del Tiempo en Modena, Italia, y en otras partes del país se han movilizado para ayudar a las personas afectadas por los terremotos a principios de este año.

La economía de España se ha agravado desde que la burbuja inmobiliaria estalló en 2008. El desempleo alcanzó un récord de casi 25% en el segundo trimestre, y el gobierno considera que la contracción de la economía continuará en el próximo año.

Mientras tanto, los sectores públicos y asistenciales de España han sufrido recortes presupuestarios estatales destinados a calmar los mercados financieros. El porcentaje de españoles sin trabajo que reciben la ayuda por desempleo ha pasado del 65 % del 78 % en 2010. El mes pasado, el gobierno nacional anunció el plan de presupuesto más austero en la historia moderna del país.

La crisis ha sido un golpe especialmente duro para las personas de entre 20 y 30 años, provenientes de un período de democracia y prosperidad. Ellos fueron los primeros españoles en disfrutar de los frutos de un Estado de bienestar fuerte, que incluyó la atención universal de la salud, la educación superior accesible y generosas protecciones de los trabajadores, dice Rodolfo Gutiérrez, un sociólogo de la Universidad de Oviedo.

Ellos vieron la subida de nivel de vida de sus padres, y entraron en el mercado laboral a finales de los años 1990 y a principios de los años 2000, cuando los empleos eran abundantes y el crédito y bienes de consumo fácilmente fáciles de conseguir, dice Gutiérrez.

Hoy en día, los trabajadores de 16 y 24 años tienen una tasa de desempleo del 53,3%. Para los 25  a 34 años de edad, la tasa es del 27%. Se va disminuyendo para los trabajadores mayores, que pueden ser costosos para despedir siguiendo la legislación laboral española.

La mitad de los jóvenes desempleados han estado buscando trabajo durante al menos un año, de acuerdo con las estadísticas nacionales de España, y los pocos empleos disponibles son a menudo mal pagados, y temporales. El número de personas de entre 20 y 30 años que viven con sus padres empezaron a subir en los últimos 12 meses, después de haber estado disminuyendo durante años.

"No es una generación perdida, es una frustración", dice José Ortuño, un escritor de cine de 35 años de edad y director. Hace poco hizo una serie animada llamada "Web Treintañeros", con un trabajador de un restaurante de comida rápida, Pedro, con cuatro títulos universitarios y que representa a la generación  que "vive de sus padres hasta que pueda darse el lujo de vivir de sus hijos", comenta Ortuño.

En medio de los esfuerzos para apuntalar el euro, España está siendo testigo de un aumento en las monedas locales. "Es cada vez más difícil para alguien de mi generación tener mucha confianza en el euro o en las autoridades de control", dice Eduard Folch, de 28 años, un diseñador de páginas web en Cataluña. Un par de meses atrás, él y algunos amigos decidieron lanzar su propia moneda, el eco. Una veintena de empresas y dos gobiernos municipales de la zona han acordado aceptar el eco, que es intercambiable a través de cheques, pagos electrónicos e incluso una aplicación de teléfono inteligente.

Muchos españoles intercambian bienes - por ejemplo, libros o muebles a cambio de productos frescos - en los mercados de trueque que se organizan en los barrios. En Cataluña  se han celebrado 60 mercados de trueque durante los primeros siete meses de este año, tres veces más de los que hubo durante todo el 2007, de acuerdo con Intercanvis.net, un sitio web de seguimiento de la economía de trueque.

Un número creciente de jóvenes españoles están visitando sitios web como No Lo Tiro, creado hace tres años. Es un sitio web similar a Freecycle. Cerca de 6.000 a 10.000 piezas por mes - todo, desde automóviles a  leche materna - cambian de manos en estas webs, cuyo público mayoritario son  mujeres desempleadas de unos 30 años, dice Daniel Remeseiro, de 39 años, fundador de la web.

"Creo que el modelo del Estado de bienestar ha llegado a su límite, y le toca a los miembros individuales de la sociedad sacar las castañas del fuego", dice Laia Serrano, de 38 años, una economista que en septiembre de 2011 creó una organización sin ánimo de lucro llamada BarcelonActua , que conecta a personas necesitados con la gente que puede donar un bien o servicio. Serrano comenzó esta actividad durante la Navidad de 2010 mientras escucha un programa de radio en la que un desconocido llamó para invitar a los oyentes a compartir las fiestas navideñas en su casa.

Españoles con presupuestos limitados también aprovechar los recursos en línea como Sindinero.org, un sitio web con 10.000 lectores diarios que aprenden trucos como la forma de hacer una trampa para mosquitos con una botella de refresco, o indican la localización de lugares públicos que ofrecen conexión Wi-Fi y aire acondicionado.

En cualquier caso, los creadores de estas acciones de autoayuda reconocen que no van a resolver los problemas fundamentales del euro o traer estabilidad a largo plazo para la economía español. "Estamos dentro de una olla a presión, y lo único que podemos hacer es corretear por lo que no explota", dice Francisco Romero, jefe de la oficina de empleo municipal en la ciudad de Totana, que ha puesto en marcha un proyecto de jardinería urbana, un mercado de trueque y una moneda local para ayudar a sus jóvenes desempleados.

Carlos Bravo, un técnico de información de 35 años de edad, ayudó a la puesta en marcha de un banco de tiempo pequeño en el centro de Madrid este año, dice que los bancos de tiempo tienen un tipo diferente de valor: ayudan a los ciudadanos a reavivar un sentido de cercanía entre los vecinos que facilita pedir favores y otras formas de ayuda mutua.

"Son personas con las que se puede contar", dice. "Y en este momento de crisis económica, las personas que carecen de recursos para poder hacer las cosas por sí mismos, saben que hay gente aquí para echar una mano".

El Banco del Tiempo de Valladolid, iniciado por el Ayuntamiento de la ciudad antes de que comenzara la crisis, ha atraído a más miembros y más jóvenes con el desmoronamiento de la economía de España. Los socios aprecian y valoran el carácter igualitario del banco, dice Juan Manuel Primo. "Las horas de cada persona tienen el mismo valor aquí", “Una hora de trabajo por una costurera vale tanto como la de un abogado.”Los socios tienen que rellenar cheques por los servicios prestados. Cada mes, hay que registrar el número de horas que cada miembro ha dado y tomado. El BDT no permite que los desequilibrios en las cuentas corrientes sean mayores de 20 horas, en cualquier dirección.

"Tener una red de apoyo de este tipo es muy importante en un momento en que eres vulnerable", dice Alessandra Melis, de 30 años, quien recientemente perdió su trabajo de limpieza de hogar, sus jefes se quedaron sin empleo y tuvieron que despedirla. Ella ha estado usando el banco para obtener transporte para sus recados por la ciudad, a cambio de ofrecer clases de cocina y servicios de paseo de perros.

Un estilista que pertenecía al banco tuvo que cerrar su salón, y fue capaz de contar con alimentos y otras necesidades gracias a los miembros a cambio de cortes de pelo.

Hace unos días, en una biblioteca de la ciudad, Altable Cristina, de 38 años, socia del BDT enseñaba Inglés a Camila Gil, de 17 años, cuya madre paga por las clases haciendo planchado y limpieza para otros socios. Por su parte, Cristina Altable ha conseguido Clases de pilates, y ahora está demandando un diseño gráfico para mejorar su currículum vitae.

"En esta economía, el currículum vitae tiene que ser perfecto", dice Altable, que ha estado luchando para volver a entrar en el mercado de trabajo después de salir de un trabajo administrativo hace unos años al tener un bebé. Tiene títulos en Inglés y Comercio, aunque después de repetidos rechazos, dice que incluso consideraría trabajar en un McDonalds.

Silvia Martin dice que ha tenido problemas para encontrar trabajo de lo estudió, cuidado de discapacitadas, y ha tenido que conformarse con empleos temporales. Agrega que resulta desalentador ver a sus amigos con títulos universitarios emigrar o trabajar en empleos precarios.

Pero ella tiene esperanza en proyectos como el Banco de Tiempo y cree que son la ola del futuro en España. "Tiene que haber un cambio en la mentalidad para que haya un cambio en el país", dice. "No podemos seguir gastando recursos que no tenemos. Tenemos que aprender a vivir con menos".

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