BANCO DEL TIEMPO DEL AYUNTAMIENTO DE VALLADOLID

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martes, 1 de junio de 2010

UN EJEMPLO DE QUE ES POSIBLE!!!!

Heidemarie Schwermer en 1994 creó una sociedad de trueque en Dormund, gracias a nuestra socia Marisa, nos ha llegado esa entrevista de La Contra de la Vanguardia del 9-4-2002, pero muy actual.

-¿Cuánto dinero lleva usted encima? ¿Ni un solo euro?
- Nada de nada.¡Mis dedos no han tocado todavía un euro! Vivo sin dinero desde hace ya seis años.
-¡Seis años! ¿Y de dónde saca la comida?
-Me la dan en un restaurante biológico. A cambio, yo les cocino, les limpio…
-¿Y la ropa?
-Sé de personas con las que puedo intercambiarla.
-Lleva al cuello un collarcito…
-Un regalo. Yo también regalo cosas.
-¿Como qué?
-Mi tiempo, mi ayuda, mi conversación, mis habilidades… O las intercambio por un bono de autobús. El otro día ayudé a unos padres a resolver un conflicto con sus hijos y me regalaron sus pases para la ópera.
-¿Entiende usted de niños?
-Fui profesora de niños, y lo dejé. Luego fui psicoterapeuta, y lo dejé también.
-¿Por qué?
-Yo me hice profesora porque quería mejorar el mundo. Pero no avanzaba: el sistema educativo está concebido para alimentar el intelecto de los niños, pero no el corazón.
-¿No exagera?
-A los niños se les orienta para ser competitivos en algo, y así conseguir un trabajo y que ganen dinero y más dinero. ¿Eso es todo, señores? ¿Y qué pasa con sus vidas? ¿Lo ve? ¡Todo está enfocado a tener y no a ser!
-Y cambió la pedagogía por la psicología.
-Sí. Me especialicé en terapia gestáltica y ganaba mucho dinero en mi consulta. Tuve 15 coches sucesivos, una casa llena de cosas… Y tampoco me pareció que así el mundo mejorase mucho…
-Y dejó también la psicología.
-Lo dejé todo. Fui regalando a vecinos y amigos mis libros, el coche, mis muebles, mis pertenencias… Cuando el salón de casa quedó vacío… ¡me puse a bailar, a bailar..! Me sentí tan ligera, tan libre, tan feliz…
-¿Y sus cuentas corrientes?
-Mi madre siempre decía: "¡Cómo me gustaría que me tocase la lotería para regalaros dinero!’ Eso hice yo con mi dinero: lo repartí entre mis hijos y luego cancelé las cuentas.
-¿No le han dicho que está loca?
-Sí, muchas veces. Pero que conste una cosa: yo no incito a nadie a que haga como yo.
-¿Y por qué hace esto?
-Empecé a plantearme si realmente necesitamos tantas cosas, y comprar y comprar. Y me convencí de que no, de que son posibles formas de vida que no pasen por el dinero.
-El dinero, como símbolo del coste de las cosas, es un invento práctico, comodísimo.
-Fue un gran avance, es verdad, muy útil para el intercambio… hasta que se convirtió en un valor en sí mismo, y acumularlo es la meta, y su posesión mide el valor de la gente: ‘ tanto tienes, tanto vales’ . ¡Estoy en contra!
-Cuando su casa quedó vacía, ¿qué hizo?
-Abandonarla. Unos amigos iban de viaje y me dejaron la suya a cambio de arreglarles el jardín. Ahora duermo en la buhardilla de la oficina de unos amigos. Yo les limpio y me ceden también el uso de un ordenador.
-¿No es una vida muy dura?
-Al principio lo pasé mal. No quise pedir ayuda a nadie. La soledad… Fue duro. Pero, poco a poco, haciendo trabajos a cambio de cosas, creando una red de trueque…
-¿Cómo es eso?
-Fundé con otras personas, en Dortmund, un centro de intercambio de "dar y tomar": cada uno da lo que tiene y toma lo que necesita. Clases de cocina por clases de idiomas, un par de horas de canguro por un corte de pelo, pintar un piso por arreglar un jardín…
-No me imagino viviendo sin un duro…
-Pues yo, ahora, ¡soy más rica que nunca! Tengo de todo. Y hago lo que me apetece…
-Yo tengo que pagar el cole de los niños.
-¡No le pido que haga usted como yo! Pero le sugiero pensar esto: ¿puede prescindir de algunas cosas por las que hoy se afana tanto?
-Imagínese que se pone muy enferma.
-¡No imagino eso! Si imaginas algo, induces que suceda…
-Y si quieres algo, lo logras.
-Entre mis amigos hay médicos que me cuidarían, y yo les compensaría luego.
-No pagará usted impuestos, claro.
-No. Como no tengo domicilio fijo, no tengo ni derecho a voto. Soy una ‘sin techo’.
-Alguien podría decirle: ‘Es usted una mujer antisocial y una insolidaria’.
-Y me lo han dicho. Que soy una vaga, una aprovechada… ¡Es muy injusto! Mi idea es que pueden hacerse cosas, cooperar y trabajar mucho sin que medie el dinero. Y lo hago. Verme hacerlo da rabia a cierta gente.
-Descríbame cómo sería su mundo ideal.
-Un mundo de individuos responsables: cada uno toma lo que necesita y da luego lo que puede: ¡todo el mundo tiene algo que ofrecer! Por ejemplo, en esta cafetería yo me tomaría un café y me iría… Se entiende que luego, en otro sitio, yo daría algo, un servicio, un trabajo, una ayuda a otro. ¡Serían menos horas encerrados trabajando en fábricas y habría más relaciones interpersonales! Y se acabarían los abismos entre ricos y pobres.
-Primero deberíamos ser todos santos.
-Todos debemos mejorarnos a nosotros mismos: esto es muy importante y es viable.
-¿Y qué hace con lo que gana con su libro?
-Lo he repartido. Y ahora pido que me remuneren lo que escribo con servicios.
-¿Aguantará usted así… hasta el final?
-Sí, ¡me gusta mi vida! Escribo, hago cada día lo que me apetece: vivo. ¡Soy muy rica!

MI VIDA SIN DINERO, Heidemarie Schwermer
Ed. Gedisa - 256 páginas - ISBN: 8474329329 ISBN-13: 9788474329322 - 1 edición

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